Mucho se ha dicho sobre el
hemisferio derecho del cerebro humano y su relación con el desarrollo de la
creatividad. A partir de la década de los noventa se comenzó a estudiar al
cerebro en dinámico y esto pudo lograrse gracias a las novedosas técnicas de
neuroimagen. Con el desarrollo tecnológico fueron y van cayendo una serie de
neuromitos acerca del funcionamiento del cerebro.
Por un lado pasa que el hemisferio izquierdo es un lugar de
concreción, de síntesis y sintaxis (donde reside el centro del habla) y también
es el que estructura en pasado, presente y futuro. Por otro lado el hemisferio
derecho es más holístico, atemporal, ve más en imágenes que en sonidos y
percibe la totalidad más allá de las partes. Pero lo cierto es que, en nuevas investigaciones, ya no se
considera que el hemisferio derecho sea el de la creatividad (aunque colabora y
mucho).
Michael Gazzaniga, en un artículo para Scientific American, después de
años de haber estudiado a pacientes con el cerebro escindido, en un artículo
del 2002 definió al hemisferio izquierdo como “inventivo e interpretador” y al
hemisferio derecho como “veraz y literal”.
Lo que sucede es que hemos vivido sumergidos en una “asimetría
funcional”. Esto quiere decir que el hemisferio izquierdo ha sido el dominante
(hay todo un sistema educativo basado en el hemisferio izquierdo) y no hemos
ejercitado demasiado al derecho.
Y ahora sí pasamos a la meditación. Una de las últimas investigaciones
en la materia dice que la meditación activaría el hemisferio derecho del
cerebro y apagaría ligeramente al hemisferio izquierdo. El estudio fue llevado
a cabo por el grupo de investigación de Neuroquímica y Neuroimagen de la
Universidad de La Laguna, en España. Además, en la meditación se activan dos
regiones laterales del lóbulo temporal que nos permiten focalizar la atención
en el presente, sin viajar constantemente hacia el pasado o hacia el futuro.
Esto no sólo incluye el desarrollo de la creatividad sino también el de la
atención. Recordemos que muchas prácticas meditativas nos llevan a vivenciar el
aquí y ahora como el único momento que existe en realidad. Nuestro cerebro es
una verdadera joya que nos permite pasar a la trascendencia y, como dice Eckhart
Tolle, la puerta para sumergirnos en la consciencia del Ser es el Ahora.