La respuesta a esta pregunta puede que sea muy personal, ya
que no todas las prácticas son para todos y, lo que me funciona puede que a
otra persona no. Además, la cantidad de técnicas que han salido a la superficie
son muchas y esto nos lleva a la confusión. Por eso, me parece interesante
conocer el origen de las técnicas y, para esto, voy a describir brevemente a
las escuelas más tradicionales de Oriente en relación a la meditación.
En el Hinduismo hay seis escuelas (darshanas) ortodoxas (son
las que reconocen a los textos Vedas hindúes como sagrados, por eso quedan
excluidas de esta clasificación el Budismo y el Jainismo). Las seis escuelas
son: Purva Mimansa, Samkhya. Yoga, Vedanta, Nyaya y Vaishesika. En India la más
difundida es la Vedanta y en Occidente Yoga, aunque podemos ver en algunos
sitios de meditación que se enseñan prácticas como la Consciencia Testigo que
proviene de Samkhya. Una de las ramas de la escuela Vedanta, la Advaita
(no-dualismo) también está teniendo muchos adeptos en Occidente y hasta tiene
representantes con una academia on line.
También está el Tantrismo, una escuela que no es considerada
ortodoxa dadas sus características. Tantra significa continuidad o tejido,
podría referirse a la continuidad entre lo material y lo espiritual y sus
textos, los “tantras” han inspirado a algunas líneas del Hinduismo como a
ciertas escuelas del Budismo.
Dentro del Budismo tenemos su expresión más tradicional, el
Budismo Theravada, luego una derivación como lo es el Budismo Mahayana. De esta
última surgen las escuelas que se han propagado por el Tibet, China y Japón
(Budismo Tibetano, Zen). En Occidente se han expandido mucho las prácticas de
Mindfulness (Atención Plena), que son técnicas de relajación y meditación
provenientes en su mayoría del Budismo.
En China una de las líneas filosóficas preponderantes es el
Taoísmo, con prácticas de meditación propias.
Es interesante, cuando llevamos adelante una práctica, saber
de dónde proviene, cuáles son sus características y en qué contexto se
desarrolló. Pero lo más importante es realizar las distintas prácticas para
luego elegir una y profundizarla. Para esto es necesario un profundo trabajo de
auto-conocimiento, conectarse con el corazón y ver cuál es la técnica que más
se adecua a nosotros.
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